A principio de enero, la decisión Facebook e Instagram de bloquear las cuentas del ex presidente Donald Trump, desataron una ola de críticas y una serie de preocupaciones e interrogantes, que son noticia en desarrollo.

Aunque las empresas privadas justificaron la decisión, argumentando un peligro por la incitación a la violencia, este asunto, más allá del contexto político, debe analizarse desde la perspectiva de la libertad de expresión. Estos hechos involucran a todos los medios, tanto los tradicionales como las nuevas plataformas, porque, en estricto rigor, la principal labor de una red social es proveer un canal de comunicaciones.

Uno de los grandes problemas, es que los nuevos medios abren la posibilidad de difundir ideas a través de todo el mundo, con una velocidad sorprendente. Pero otros sistemas, con los que estas tecnologías interactúan, parecen quedar rezagados, como el sistema legal.

La preocupación respecto a quién controla las reglas del discurso público, es el tema que ocupa la discusión de los centros de pensamiento medial y de los reguladores, alrededor del mundo.

Veremos en este primer Boletín del año, que, la Comisión de la Unión Europea diseñó un plan para proteger la democracia, bajo la premisa de que el avance de la tecnología debe ayudarnos a crecer y no puede poner en peligro nuestros derechos, manipulándonos, por ejemplo, con información falsa. Es así como la Ofcom, un regulador paradigmático, fue designado en su país, para regular el contenido dañino en línea.

En nuestra región, el observatorio de Medios OBSERVACOM, ha impulsado un debate sobre libertad de expresión, a través de seminarios, análisis de noticias y textos con propuestas. Los más recientes abarcan temas como el de los algoritmos, la censura y el derecho a la información en Internet; los desafíos y asimetrías regulatorias de los servicios audiovisuales en internet; la regulación de las grandes plataformas; el fortalecimiento de la industria audiovisual y la televisión comunitaria. Se proponen estándares regulatorios y buenas prácticas desde la mirada de la región y en concordancia con estándares internacionales. En esta línea. la CRC de Colombia, releva el modelo de vigilancia preventivo y participativo, consecuente con el contexto del debate por la libertad de expresión, que interpela a todos: Estado, ciudadanos, empresas

Las nuevas tecnologías de la información, de la mano de la legislación en materia de medios de comunicación y derecho a la información, hacen imperativo volver a reflexionar acerca del problema de la libertad de expresión, ahora a la luz de la época. Es un tema que recién comienza a desarrollarse y con importantes implicancias para el futuro, que no dejarán ausente a los reguladores de los medios tradicionales.

BOLETIN REGULATORIO 1 2021