La nueva serie documental ganadora del Fondo CNTV 2009, dirigida por Andrés Wood y Rolando Opazo, busca develar la dimensión humana detrás del sueño de la casa propia y la erradicación de los campamentos en Chile.
Video promocional
A través de las cotidianeidades, reflexiones y la cruda realidad que viven a diario distintas familias chilenas que habitan en campamentos, el televidente vivirá un verdadero vaivén de emociones durante los ocho capítulos de esta serie. Un registro del desgastante esfuerzo y paciencia de los distintos personajes involucrados en el proceso del paso a la vivienda definitiva.
“El lugar más bonito del mundo”, según Andrés Wood.
El nombre de la serie proviene del nombre de un campamento con vista al mar en Valparaíso, incluido dentro de las historias. Cada una de las historias va tomando fuerza capítulo a capítulo, mostrando encuentros y desencuentros entre las distintas realidades involucradas: familias y voluntarios, entre otros.
¿Cómo diste con los protagonistas que construyen el relato de El lugar más bonito del mundo?
Empezaron veinticuatro y terminaron dieciséis personajes. Fue un proceso muy largo, de casi dos años y en el camino suceden muchas cosas, como por ejemplo que una historia supere a otra. A mí me tiene muy contento el mapa humano, la geografía humana que se muestra.
¿De qué tratan estas historias?
Son ejemplos muy lindos, de personas con muchos problemas, cualidades y defectos ,pero con una humanidad tremenda y con una capacidad de sobreponerse a los problemas y darle para adelante con una fuerza que es muy bonita.
Años de trabajo
El equipo de “El Lugar más bonito del Mundo” comenzó su trabajo el año 2007, contando con la colaboración de numerosos profesionales que contribuyeron para que el proyecto esté hoy en pantalla.
“El mérito es del equipo encabezado por Rolando Opazo y la Rosario López, quienes estuvieron día a día en contacto con los personajes, filmando, atendiéndolos, escuchándolos, moviéndose”, explica Wood. “Todo con mucha paciencia, la gente también se aburre de uno y con toda razón porque los objetivos son diferentes”.
¿Qué desafíos les exigió el rodaje?
El principal fue cómo hacer una historia televisiva interesante en el sentido de que tenga cierto ritmo y tensión, sin intervenir dramáticamente en los acontecimientos, y siento que quedó plenamente logrado. Es una serie muy distinta a lo que podría ser un docureality. La historia es contada 100% por los personajes, casi no se usan entrevistas.
¿Y eso los obligó a trabajar de qué manera?
Volviéndonos invisibles. Lo que fue complejo porque no estábamos filmando a 80 metros de distancia, la cámara estaba ahí. Aún así, pocas veces uno siente que los personajes estuvieran consientes de la presencia de la cámara y se producen situaciones cotidianas que para mi gusto son mejor que la ficción.
Terremoto Febrero 2010
“Tenemos muchas ganas de mostrar la serie lo más posible. El primer objetivo es que se vea acá en Chile y ojalá la cumpla su ciclo televisivo. Pero además creo que el registro puede ser utilizado como material de trabajo“, afirma Wood.
Luego del pasado terremoto del 27 de febrero de 2010, ¿qué cambios hubo para la serie?
Bastantes, porque se alejó esta idea de que los campamentos se acabarían el 2010. El terremoto produjo un movimiento profundo, un traslado de personas: Hubo quienes llegaron a su vivienda propia, mientras que otros empezaban a vivir en un campamento. Y pese a que no era el objetivo de la serie, nos llevó a buscar nuevos personajes.
¿A qué público esperan tocar con las historias que de estos chilenos que van a mostrar?
Ojalá llegue a la mayor cantidad de gente. Es una serie totalmente abierta, lo importante es darle el tiempo. Que se vea, es una apuesta, hay que dejarse penetrar por los personajes y uno nunca sabe si la gente está con el ánimo de eso.
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