Entrevista a Gustavo Valdivia, director y productor general de SHFF.
Del 4 al 6 de octubre se realizará en Espacio Diana el Santiago Horror Film Festival (SHFF) dedicado al género fantástico y del horror.
Entrevistamos a Gustavo Valdivia, director y productor general de SHFF para conocer las actividades y objetivos detrás de este encuentro, y un poco más sobre la realidad chilena, de dos géneros que han dado grandes obras a las pantallas.
Veamos qué se esconde bajo la cama.
¿Crees que los realizadores nacionales se aventuran poco con estos géneros?
En general existe el mito de no postular a fondos públicos con filmes de terror, gore o ficción extrema, porque usualmente a los directores en Chile se les cierran las puertas en la cara al tildar a estos géneros muy de nicho. Pero la verdad es que en la actualidad esto está cambiando y se está abriendo un montón. Hay muchos directores nacionales que están haciendo excelentes realizaciones de forma independiente. Y lo que está ocurriendo es que hoy estamos exportando el trabajo de nuestros directores al extranjero. Chile está siendo una buena plataforma actualmente para el mundo.
Cuéntame de la realidad chilena en este aspecto y de esos buenos exponentes nacionales que podemos conocer durante el SHFF
La originalidad de los trabajos en Chile es muy buena, lo que pasa es que siempre los recursos son muy escasos. Tenemos el caso de un competidor, Pablo Roldán, que compite dentro del festival en Cortos Nacionales. Su trabajo es de primer nivel. Excelente. También tendremos directores que han hecho muy buenas películas como es el caso de Javier Attridge y su película con cámara al hombro Wekufe, el origen del mal, y distintas películas que han sido premiadas alrededor del mundo.
Son largometrajes que hasta han sido estrenadas en Perú, y acá en Chile no tienen tribuna ni en los medios, ni en los apoyos monetarios. Por lo tanto, finalmente, casi todo se exporta.
¿Cuál es la intención tras Santiago Horror Film Festival?
El festival básicamente se arma con el fin de ser una ventana de trabajo de realizadores chilenos al mundo. En Chile está pasando algo grande, y el mismo medio nacional no lo está reconociendo. Por lo tanto, nosotros estamos empezando a abrir una ventana primero hacia la región Latinoamericana, luego hacia Europa y Estados Unidos.
Pero principalmente visibilizar. Mostrar que en Chile hay muy buen material, muy buenos directores, productores, actores, etc. Y empezar a tomar conciencia de que también hacemos buen cine de horror.
¿Y las expectativas como organizadores?
Primero bajar este cine a la gente, eso es importante para nosotros. Hacerlo popular, sacarlo del nicho. Si lo popularizas, creo que va a haber un mercado nacional más potente. Y hacia eso apuntamos, a que exista un mercado aquí en Chile, apoyando siempre a los realizadores nacionales. Y también saliendo algo del rubro del cine, el festival se extiende a los artistas plásticos e ilustradores. A la gente que está haciendo arte que no se muestra en todos lados.
¿Algún festival referente o hermano para ustedes?
Intentamos ser originales, dar vuelta la tuerca y ser propios, no copiarles a los vecinos. Generar nuestro propio espacio de identidad y nuestro propio concepto.
¿Qué tipo de historias van bajo la ‘forma del horror’?
El cine de horror existe hace montones de años y creo que es esencial siempre ver las raíces de los miedos propios. Es importante reconocer el temor que tienes en el interior y plasmarlo a través de una cinta. El cine de terror en muchas ocasiones es una crítica social como en Night of the living dead de George A. Romero (1968), una crítica social y retrato de la época y de esa sociedad. No hay que quedarse pegado solamente en la cortada de cabeza o en los zombies. Hay que ver más allá.
¿Los asistentes a Santiago Horror Film Festival (SHFF) se enterarán de alguna novedad?
Creo que el 2019 nos va a sorprender mucho con hartas novedades, no quiero adelantar, pero varios directores nacionales están preparando cosas muy entretenidas en cine de género fantástico y de terror, así que solamente esperar.
Vienen muchas cosas buenas.