A propósito de la columna de opinión de la Presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Catalina Parot, El Mercurio publica la columna titulada “Fomento de la producción audiovisual”.
Diario El Mercurio, Cuerpo A, pág. 3
12.08.2018
El surgimiento y la expansión de diferentes plataformas audiovisuales, y el acceso a un amplio espectro de información a través de múltiples opciones tecnológicas, han expuesto a la televisión abierta a la presión de mantener su capacidad de penetración a nivel masivo. Por ahora, sigue siendo el principal medio informativo y de entretención, pero con una importante caída de sus ratings y en la participación publicitaria, fuente fundamental de sustento.
En este escenario, resulta compleja la labor que realiza el Consejo Nacional de Televisión en su función de apoyo al desarrollo de proyectos audiovisuales, intentando conciliar calidad y masividad. Pese al aumento sustantivo de los montos disponibles –este año se cuenta con alrededor de $4.500 millones-, el impacto logrado con el último tiempo por las realizaciones favorecidas con estos recursos ha sido reducido y, aunque destacan algunos proyectos emblemáticos, muchas creaciones suelen ser emitidas con retraso en su salida al aire, sin mayor promoción y en horario de baja audiencia.
La revisión del presupuesto respectivo –se prevé una reducción del 50%-debiera ser la oportunidad para evaluar los procesos de selección, se manera de potenciar y apoyar proyectos que respondan a las demandas de audiencias digitalmente educadas, con múltiples opciones y preferencias, y con altas exigencias en cuanto a calidad, innovación y originalidad, pues el acceso masivo a internet ha llevado a las nuevas generaciones a cambiar la pantallas del televisor por la del computador o del celular.
La expansión de la industria audiovisual –varias universidades han incorporado el estudio de la creación audiovisual entre sus licenciaturas- permite contar con profesionales y productoras de alto nivel, lo que da cuenta de las capacidades creativas disponibles en esta área, las que no siempre se visibilizan con las programaciones televisivas. La experiencia internacional exhibe casos exitosos de proyectos de valor patrimonial, que resultan de gran interés local, pero también internacional.
Enmarcar el debate acerca del fomento de la producción audiovisual solo en la cuestión presupuestaria y las demandas de quienes históricamente se han beneficiados con esos fondos puede ser limitante, Hoy parece el momento propicio para abordar las complejidades que plantea la vorágine tecnológica que golpea a la televisión abierta. Como en otros ámbitos, el cambiante entorno del consumo cultural exige innovar en sus formas de apoyo para lograr real impacto social, mediante proyecto de calidad y de interés transversal, que apelen a reforzar nuestra identidad y abrir nuevos horizontes.