Oscar Reyes, Presidente CNTV.
El fomento a la libertad, la educación y los derechos ciudadanos tiene una antigua data en nuestro país cuando hace ya 203 años, dentro de un ambiente de fuerte impulso a los aires de emancipación del naciente Chile, se dio la partida a la prensa escrita un jueves 13 de febrero de 1812. Fray Camilo Henríquez, también conocido como el “Fraile de la Buena Muerte”, fundó la primera publicación periodística del país, la “Aurora de Chile”, que se definió como “ministerial y político”, siendo la primera en plantearse públicamente la necesidad y el derecho que tenían los ciudadanos de informarse, fue la impulsora de las ideas de libertad y democracia.Contaba con 4 páginas impresas a dos columnas y se publicaba solamente los días jueves. Entre sus columnistas estuvieron Bernardo de Vera y Pintado, Antonio José de Irisarri, Manuel de Salas, Juan Egaña y Manuel José Gandarillas.Abordaba mayoritariamente temas de política y filosofía, lo cual sentó precedentes de lo que era la soberanía popular, la facultad de los pueblos de gobernarse, de elegir a sus autoridades y de la separación de los poderes. Su primer artículo se titulaba “Nociones fundamentales sobre los derechos de los pueblos”.Al conmemorarse los 203 años del Día de la Prensa chilena, es conveniente recordar que en estos dos siglos, el periodismo chileno ha sufrido muchos avatares, obstáculos y dificultades de las que ha logrado salir adelante no sin pagar un precio como la censura, la represión y en algunos casos, la desaparición y asesinato de periodistas.En nuestra memoria está marcado lo acontecido bajo la dictadura, con el Estado de Sitio o de Emergencia que limitó severamente el ejercicio del periodismo, de la libertad de expresión, impuso el exilio y reprimió la disidencia. Pero el mismo Fray Camilo ya había sufrido los rigores de la Inquisición cuando fue procesado en tres ocasiones en Lima y permaneció por seis meses encarcelado. Fue liberado al comprobarse que su libro no atentaba contra los dogmas de la Iglesia.Estas lecciones del pasado hacen imperativo que nuestra democracia refuerce sus instituciones e ideales libertarios y que las nuevas generaciones adquieren conciencia de la importancia de valores como la democracia, el pluralismo, la libertad y la diversidad.Lamentablemente la realidad mundial no entrega signos positivos sobre el ejercicio del periodismo, dado que la prensa se ha convertido en un objetivo de guerra. Según datos de Reporteros sin Fronteras (RSF), el pasado 2014 fueron asesinados 66 periodistas, 119 fueron secuestrados y hay cerca de 20 retenidos en calidad de rehenes. El comienzo de este año fue golpeado con el ataque al semanario satírico francés Charlie Hebdo, en el que murieron 12 personas, y hace pocos días, el asesinato del periodista japonés Kenji Goto, por parte de terroristas islámicos.De ahí entonces la tremenda responsabilidad que cae en manos del Estado, y los poderes judicial y legislativo, los medios de comunicación y finalmente la ciudadanía en torno a crear un ambiente que genere un ejercicio libre, independiente y responsable del periodismo. En ese ámbito, la televisión tiene una misión fundamental dada su masiva llegada a múltiples audiencias.En esa perspectiva, el Consejo Nacional de Televisión, acorde con su representación pluralista que le ha otorgado la ley y la autonomía que le asegura el artículo N°19, inciso 12 de la Constitución Política del Estado, ha emprendido acciones para asegurar principios como el pluralismo y la libertad de expresión.La idea de abrir este debate se basa en la necesidad de formar una conciencia sólida sobre los valores fundamentales que le dan sustento a la democracia. “Quitadme todas las libertades, pero dejadme las de pensar y escribir” dijo en su época Fray Camilo Henríquez.En este día del recordatorio del Día de la Prensa, se hace aún más perentorio aunar voluntades para evitar repetir errores del pasado y pensar en afianzar una sociedad sin temores a la libertad, la diversidad, la pluralidad y la discrepancia.