Agradezco la invitación a participar en este encuentro que se realiza en el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer, a modo de una conversación y reflexión acerca de la investigación realizada por el departamento de estudios del CNTV, en relación a la representación que tienen hoy día las mujeres en la TV chilena.
Quisiera comentar la información contenida en la investigación, poniendo énfasis en sus resultados desde dos miradas La primera, pone atención a los datos elaborados en este estudio y que grafican las desigualdades que existen en la representación de hombres y mujeres en la TV La segunda, pone atención al significado que tiene revelar estas desigualdades en el marco de los 30 años de Beijing 95. Por cierto con el interés puesto en identificar estrategias que soporten mecanismos de corrección de esta situación.
En relación a los datos entregados en el estudio, creo importante destacar que estos permiten observar Que Cambia y Que Permanece, al parecer aun Inmutable, en la desigual representación de las mujeres en TV. Esto porque entiendo que la opción teórica y metodológica ha sido avanzar hacia un mayor nivel de desagregación de la información cuantitativa, con el enfoque puesto en la distribución del tiempo según sexo de las fuentes externas, consultadas tanto en los noticieros centrales como en los matinales. Avanzando, en mi opinión, más allá de los conocidos datos de la paridad en la conducción de estos programas, y haciendo evidente la frágil apariencia de la proporcionalidad entre hombres y mujeres en las pantallas de la TV. Son datos, por cierto, que contribuyen a develar la magnitud de la discriminación como una realidad oculta que está presente en la vida de las mujeres en todas las dimensiones de la sociedad
Poner atención a la información que entregan los datos, lleva a compartir la afirmación hecha por las autoras de la investigación en el sentido que siguen existiendo “diferencias abismales” entre hombres y mujeres, registradas en el estudio que hoy comentamos y que no observa cambios en relación al estudio realizado en 2023.
Se trata por cierto, de una constatación que alerta ante la reproducción con insistencia de desigualdades y estereotipos sexistas en la pantalla de la TV como también alerta ante la resistencia a largos años de movilizaciones de las .organizaciones de mujeres y feministas, acuerdos internacionales y denuncias de estas desigualdades.
El poder que tiene la TV como medio masivo de comunicación, distracción , formador de opinión pública, como agente socializador, exige, en mi opinión, articular el conjunto de acciones desplegadas hasta ahora, desde campañas de denuncias, movilizaciones de organizaciones sociales y feministas, del colegio de periodistas y sus comisiones de género , con la expectativa de avanzar más allá de estas denuncias y movilizaciones realizadas, hacia el diseño de una estrategia de intervención política e institucional que fortalezca la agenda de género de medios de comunicación, consagrada en Beijing 95. En mi opinión, esta agenda de género, representa un poderoso mecanismo de incidencia en la batalla contra desigualdades que existen y prevalecen entre hombres y mujeres en los medios de comunicación y en la sociedad.
Entre los datos entregados en el Dossier, hay uno que me ha llamado la atención y me ha dejado planteada una interrogante. Se informa que en los matinales, el único ámbito en que se observa una marcada mayoría de mujeres en la distribución del tiempo, es en la farándula. 66% destinado a mujeres: si es así, ¿Se trataría de una feminización de la farándula? Los datos informan que existe disparidad en la distribución del tiempo entre los canales, dos de ellos exhiben una alta concentración de las mujeres en estos programas: Mega, 80% de personas de la farándula son mujeres y en TVN, representan el 100%. Mientras que en Canal 13 y Chile Visión, representan sólo el 20%. Estos datos invitan a revisar con atención los contenidos de estos programas, como también las denuncias que se hacen llegar sobre farándula al CNTV.
Por otro lado y como señale al inicio, importa mirar el significado que tiene dar a conocer estos datos y revelar las desigualdades que persisten en la representación de las mujeres en la TV, en el marco de los 30 años de Beijing 95.
Esto, porque Beijing marca un punto de inflexión en la agenda de género a nivel mundial, por 2 razones: Por un lado y como se señala en el estudio, se incluye por primera vez, tanto en la Declaración como en la Plataforma de Acción, a los medios de comunicación, entregando directrices en relación al desarrollo de la carrera profesional en el sector de las comunicaciones, como también en relación a la representación de las mujeres en los medios de comunicación.
Por otro lado, en estos documentos se evidencia una nueva orientación en los objetivos y propuestas para avanzar en la eliminación de la discriminación de las mujeres, a través de la integración transversal y sistemática de la perspectiva de género en las instituciones y en el diseño e implementación de las políticas públicas.
Cabe recordar que en Beijing se cristaliza el largo debate sucedido en los últimos cincuenta años en distintos países del mundo occidental acerca de la condición de las mujeres en la sociedad y que desde enfoques diversos se avanzó en el diseño de de programas y políticas orientados a abrir cauces hacia la igualdad de las mujeres. En este escenario se desplegaron un conjunto de líneas de acción como la igualdad de trato, la igualdad de oportunidades y las políticas de acción positiva que sin embargo hacia fines de los años 70 e inicios de los 80, fueron desplazados por las fuertes críticas provenientes desde organizaciones de mujeres, del feminismo y desde la reflexión y el debate académico que observaron que los derechos civiles y políticos, las reformas legales y el ingreso a espacios públicos, conseguidos, no significó la conquista de una igualdad real.
Es el tiempo en que se avanza hacia un nuevo enfoque conceptual de la condición de inferioridad en que viven las mujeres y que postuló que esta condición es resultado de una poderosa construcción cultural que transforma las diferencias biológicas entre los sexos en desigualdad social de las mujeres. Desde este enfoque se ha definido el concepto de género como una categoría analítica de las desigualdades entre hombres y mujeres, a la vez que proyecta la dimensión transformadora de este concepto, que al dejar descubierta la naturaleza social y cultural de la discriminación de las mujeres, abrió el camino a prácticas y acciones políticas orientadas a alterar el entramado de construcciones institucionales, sociales y culturales en que se sustentan el poder y dominio que subordina a las mujeres. Se avanzó así en la incorporación de la perspectiva de género como una estrategia política central en los procesos de cambio de la condición subordinada de las mujeres.
Me he detenido en este punto porque he considerado importante:
1. Destacar que Beijing 95 se hizo cargo de este largo debata y consagró a nivel mundial el enfoque de género como eje central en la definición de medidas eficaces, orientadas a provocar cambios profundos, en la búsqueda de alterar las estructuras patriarcales que someten a las mujeres.
2. Destacar que en Beijing se definió una agenda mundial más integral y transformadora para el logro de la igualdad de las mujeres, cuyo eje articulador fue el diseño de una estrategia de transversalizacion de la perspectiva de género en la elaboración de políticas públicas y su impregnación en todas las dimensiones de la sociedad , estrategia concebida como soporte del empoderamiento de las mujeres.
3. Destacar la importancia que han tenido y tienen todas las acciones desplegadas en la larga batalla por la igualdad de las mujeres, como también el desafío que representa construir articulaciones entre ellas, que fortalezcan su vigencia y las transformen en componentes centrales de la agenda de género de los medios de comunicación.
4. Destacar que los resultados de la investigación que hoy conocemos en relación a la representación desigual de la mujeres en la TV, en mi opinión y siguiendo las directrices de Beijing 95, resulta ser un poderoso instrumento de incidencia política en la perspectiva de impulsar cambios de fondo en las condiciones de las mujeres en la TV. Quizás y en una línea de ideas muy generales, se puede avanzar en el fortalecimiento de una agenda de genero sustentada en el diseño de una estrategia de múltiples articulaciones entre acciones ya desplegadas y aquellas que se identifiquen como nuevos instrumentos de cambio y de incidencia política. La definición de protocolos que abran caminos a cambios institucionales o explorar un sistema de cuotas como el que se ha buscado instalar a nivel de la empresa privada a través de modificaciones legales propuestas en el proyecto de ley sobre cuotas en la empresa privada: Más Mujeres en los Directorios, ya aprobado en la Camara de Diputadas y Diputados, pueden llegar a ser componentes centrales de una agenda de género de los medios de comunicación.
En realidad, al final se trata de la insistencia en una porfía transgresora que por siglos hemos cargado las mujeres, con la decisión puesta en el momento en que logremos realizar una profunda cirugía civilizatoria que reconstruya la humanidad en la igualdad de lo masculino y femenino de su esencia.
Muchas gracias.
Adriana Muñoz, Consejera con Consejo Nacional de Televisión.