- Las redes sociales han sido identificadas como fuente importante de noticias falsas y todas las cifras indican que nivel iberoamericano los jóvenes se informan cada vez más en estas plataformas.
- El pluralismo, el chequeo de datos, la educación mediática, el fortalecimiento del periodismo y la formación de audiencias críticas son algunas de las propuestas de la PRAI para enfrentar el fenómeno.
Lunes 3 de octubre.- El fenómeno de la desinformación y las “fake news” se ha tomado el debate en las democracias occidentales. La masificación de las plataformas de redes sociales, que han facilitado que los usuarios puedan publicar sus propios contenidos, ha hecho de este fenómeno un tema importante. Según datos del Consejo Nacional de Televisión de Chile, hoy un 70% de la población declara usar las redes sociales como una vía de información, y un 40% declara que confía en la información que encuentra en ellas.
Según Ernesto Orozco, presidente de la Plataforma de Reguladores del sector Audiovisual en Iberoamérica PRAI, “el desafío que nos plantea la desinformación está motivando que de diversos sectores y organizaciones a nivel mundial empecemos a poner en práctica acciones para su mitigación”. De acuerdo con Orozco, que también es presidente de la Comisión de Regulación de Comunicaciones de Colombia, el fenómeno de la desinformación representa un desafío para la democracia, en donde es fundamental que la ciudadanía pueda tomar decisiones sobre la base de la información certera. ”El pluralismo es una herramienta para combatir la desinformación. Se empodera a la ciudadanía para que se relacione con la desinformación de una manera responsable. Tenemos que potenciar la capacitación de la ciudadanía para que puedan combatir la desinformación”, dice Orozco.
Por esto, la PRAI realizó la jornada abierta “Desarmando la Desinformación”, un espacio de debate para analizar las diversas formas en que podría enfrentarse este fenómeno internacional. En la jornada realizada el pasado miércoles 28 de septiembre y disponible en Youtube, se pudo analizar la realidad de diversos países identificando puntos en común y algunas propuestas interesantes para enfrentar este fenómeno.
“Las noticias falsas son tan antiguas como las noticias”, advierte Bernarda Llorente, presidenta de la Agencia Nacional de Noticias de Argentina, TELAM. “Muchas visiones ponen el foco en las redes sociales como una fuente importante de desinformación o noticias falsas. La dinámica de las redes también es potenciada por los medios. Si uno analiza las redes, puede identificar que uno de los actores relevantes son los propios medios”, señala la periodista.
En ese sentido, un asunto relevante es el rol que adquieren los medios en este contexto. Llorente señala que “el periodismo ha pasado de ser el mediador entre la información y los públicos, a ser actor principal, con sus propios intereses. Los grandes medios han sido arrastrados por la lógica del inmediatismo, pero también por sus propios intereses. Para que exista una fake news, tiene que haber un conocimiento de la verdad. La fake news es una manipulación de intereses, sean políticos, comerciales o de rating”, advierte la periodista argentina.
Según Xevi Xirgo, vicepresidente de la PRAI y presidente del Consejo Audiovisual de Catalunya, “la propaganda y la información parecen estar por una delgada línea” y estamos ante una época en que el “rumor sin verificar ha sido utilizado como método para crear malicia”. Por supuesto las mentiras no son una novedad, señala Xirgo, “sino que lo novedoso es que hoy es mucho más sencillo mentir y mucho más complicado rastrear las falsedades”.
Estrategias contra la desinformación
Según el presidente de la PRAI, “si bien en el último tiempo se han duplicado las organizaciones dedicadas al fact check y la verificación de noticias, también se ha ralentizado su crecimiento”, señala Orozco.
Un gatillante de esta tendencia del chequeo de datos fue la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, en la que The Washington Post logró acreditar más de 30 mil declaraciones falsas o engañosas. En Europa, 2 de cada 3 ciudadanos dijo ver una noticia falsa por semana, según un estudio realizado en 2018.
“El problema con el chequeo de noticias, o fact check, es que es un proceso lento y costoso, básicamente porque requiere un proceso manual”, señala Rubén Míguez, el encargado de tecnologías de Newtral, una organización europea de chequeo de datos que ha incorporado inteligencia artificial a su proceso. La experiencia de esta organización es que efectivamente la inteligencia artificial puede identificar frases susceptibles de ser chequeadas, pero que aún así se requiere el razonamiento humano para discernir la veracidad de la información. La incorporación de esta tecnología ha permitido disminuir casi un tercio el tiempo que toma chequear un dato, sin embargo, la inteligencia artificial plantea nuevos desafíos.
Ahora con la implementación de tecnología de “deep fake”, es posible falsear videos de casi cualquier persona diciendo cualquier cosa. Por lo que el razonamiento humano, el discernimiento y la capacidad de identificar contenidos falsos es fundamental para poder comprender cuándo estamos ante un contenido susceptible de ser falso. Por esto la formación de audiencias se vuelve una estrategia sumamente relevante.
Nereida Carillo es la directora de contenidos y formación de “Learn to check”, una iniciativa española de formación de audiencias. Según ella “cometemos el error de pensar que los jóvenes no se informan, pero sí que lo hacen.Los jóvenes se informan a través de las redes sociales”.
Coincide en este punto la investigadora de Commons Sense Latino, Andrea Moreno. Según esto, un 77% de los adolescentes obtienen sus noticias a través de titulares en las redes sociales y sólo un 55% de los niños entre 10 a 18 años puede reconocer una noticia cuando es falsa. Para este público joven, Youtube e Instagram son fuentes primordiales de información. Según estos mismos estudios, un 69% de los adolescentes en los EEUU aprendió a diferenciar una opinión de una noticia, un 48% podría hacer fact check, un 39% puede identificar una noticia falsa y un 34% puede diferenciar columnas editoriales y contenido patrocinado.
Por esto la recomendación de Carrillo es “aprender a leer estas redes para ser críticos, activos y empoderados. Evaluar fuentes, qué son expertas, cuáles son interesadas, cuándo hay evidencia científica, cuándo son informaciones que no tienen ninguna comprobación detrás. También enseñan a leer y mirar con atención: identificar los clickbaits, las imágenes manipuladas”, señala Carrillo. Para la periodista e investigadora es fundamental “conocer las herramientas, tener pensamiento crítico en el consumo y la producción de información”.