DOMINGOS A LAS 19:00 HORAS POR TVN
Con un primer capítulo centrado en la figura del periodista Ricarte Soto, Réquiem de Chile vuelve a las pantallas en una tercera temporada y nuevas figuras icónicas y queridas de nuestro país.
Conversamos con la co-directora, Florencia Doray, quien dirigió junto a Cote Correa, para que nos cuente las novedades y personajes que tendremos cada domingo a las 19:00 horas en TVN.
A cargo de Fin Producciones, estos 8 capítulos implican un largo periodo de investigación y recolección de material de archivo, que en este caso tomó un total de 18 meses. Se trata de una tercera temporada financiada con #FondoCNTV para una serie que aborda el proceso más dramático de la existencia humana: la muerte, la despedida, el funeral. Planteado desde una mirada testimonial. Cómo vivimos estos ritos el mapuche, el católico, el agnóstico; y cómo acompañamos a estos seres queridos para tantos.
¿Cuánto concretamente dura la investigación de cada caso?
Antes de comenzar el rodaje y para definir el punto de vista de cada capítulo, realizamos una investigación que dura aproximadamente tres meses: elegimos los personajes, exploramos las locaciones, ubicamos archivos relevantes y determinamos el aspecto central, la mirada a través de la cual abordaremos a nuestro protagonista.
¿Cuán relevante es la minuciosidad de este proceso para el resultado final?
El proceso de investigación en el documental es muy importante, porque nos permite explorar creativamente, para construir un relato novedoso sobre personajes cuyas historias ya han sido visitadas anteriormente. Como es el caso de Gabriela Mistral, Víctor Jara o las niñas de Alto Hospicio.
Así aparecen, por ejemplo, la mirada de un Víctor Jara fotógrafo, el sencillo universo de la población Juan Antonio Ríos de Chamaco Valdés, la voz radial de Pedro Lemebel o la dimensión política de un Tony Caluga, por ejemplo.
El proceso de investigación continúa hasta el montaje, con la búsqueda de información y nuevos archivos.
¿Cuáles serán los casos y ceremonias que veremos esta temporada?
Ricarte Soto; Jorge Pedreros; Chamaco Valdes; Pedro Lemebel; Tony Caluga; Víctor Jara; las Niñas de Alto Hospicio; y Gabriela Mistral.
¿Qué cambios han implementado desde la primera a la tercera temporada?
En la primera temporada había recreación de la muerte de los personajes y una conductora de la serie.
Desde la segunda temporada no hay recreaciones, y la serie ha ido caminando hacia un tono más documental. Además la serie cuenta con narrador en off.
¿Puedes contarnos algún caso de entrevistas que haya sido especialmente emotivo?
Todas las entrevistas son muy emotivas: se trata de pequeños rituales de memoria, que van desde lo personal hasta lo histórico. Cada uno de nuestros entrevistados es, de alguna manera, deudo del protagonista del capítulo. Aunque hayan pasado décadas desde su muerte, su conexión con el personaje es de un cariño que conmueve.
En ese sentido, la emoción está en cada gesto: acompañar a los padres de las niñas de Alto Hospicio en la reconstrucción de una infancia luminosa y alegre; constatar el cuidadoso amor de las jóvenes guardadoras del archivo Víctor Jara; revivir el fabuloso impacto de la muerte de Gabriela Mistral junto a un hombre que en 1957 tenía ocho años o reconstruir junto a Cecilia Rovaretti los tiempos de exilio en París y su trabajo junto a Ricarte Soto en Radio Francia Internacional.
Cada testimonio, cada recuerdo, es una invitación a visitar algún momento de la historia de Chile desde una mirada íntima, sencilla, personal. Eso es muy emocionante.
El material de archivo, ¿cuánto cuesta conseguirlo?
Muchos de los archivos provienen de los materiales que han resguardado nuestros entrevistados: fotografías, audios, videos y que deciden poner a disposición pública en un acto de confianza y compromiso con este tipo de realizaciones.
Otros archivos están en TVN y también hay varios que hemos obtenido de otros medios, como Radio Cooperativa, que hizo un aporte importante en los capítulos de Pedro Lemebel y Jorge Pedreros. Además, pudimos conseguir registros individuales de gran valor, como las filmaciones nunca antes emitidas del funeral de Gabriela Mistral, realizadas por el cineasta Armando Sandoval de Río Bueno, las maravillosas fotos proporcionadas por el archivo Andrés Bello de la Universidad de Chile o imágenes inéditas que nos facilitaron en el archivo de la fundación Víctor Jara, entre otras instituciones.
¿Por qué es importante que Réquiem estrene en TV abierta? ¿Por qué tenemos que verla?
Réquiem de Chile es un ejercicio coral de memoria que termina de construirse con la mirada del público. Esa es la esencia del género documental, además: una mirada personal, subjetiva, con un punto de vista, que dialoga finalmente con el espectador y genera una comprensión nueva y profunda Un testigo, un protagonista que recuerda y reflexiona; un personaje ausente que revive en el recuerdo, en su voz, en sus imágenes, en sus espacios y objetos. Un archivo audiovisual que es resignificado en el montaje, lo que permite ejercitar una enormemente necesaria mirada sobre el pasado, para comprender el presente. Esto ha ocurrido, sin excepción, con cada uno de los capítulos de la serie, lo constatamos en la masiva respuesta en redes sociales y confiamos en que ocurrirá en esta tercera temporada. Por dar algunos ejemplos, en la segunda temporada, la historia de Andrés Pérez, permitió al público reflexionar sobre el estado actual del arte y la cultura o el capítulo de Gladys Marín tuvo impacto en la conversación sobre la falta de liderazgos políticos.
En eso consiste el aporte de esta serie y el valor de que se emita en la televisión abierta, permitiendo el ejercicio colectivo de la memoria. Ricarte Soto, el personaje con que abriremos la tercera temporada, decía que “todo es política” y lo demostró con la lucha social que dio desde la televisión.
Como equipo, compartimos esa mirada, que refleja el espíritu de la serie y sentimos que es la mejor afirmación para estrenar esta nueva versión de Réquiem de Chile.