Oscar Reyes, Presidente CNTV.
Cada año, desde el 3 de mayo desde 1993, celebramos el Día Mundial de la Libertad de Prensa, con una mezcla de satisfacción y reserva. La satisfacción indudable del camino que se ha avanzado, no sólo en Chile, sino en todo el continente respecto a un tópico que permaneció en la sombra durante décadas. Y por otra parte, reserva ante las deudas que aún se mantienen en esta materia.
Hoy en día, contamos con una orientación férrea, provista por el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se nos recuerda con vehemencia que cada individuo tiene derecho a la libertad de expresión y de opinión, tiene derecho a investigar, a informarse, a difundir sus ideas y reflexiones sin limitación de fronteras y por cualquier medio de expresión.
Se trata de condiciones inclaudicables para mantener un debate informado en sociedad, el cual actúa como necesario contrapunto de un buen gobierno. Desde esta dinámica, se promueve la transparencia y los cauces que las reglas de la convivencia democrática pueden adoptar, de los modos en que los ciudadanos optimizan el funcionamiento de un gobierno y de todos aquellos involucrados en la vida común.
En la actualidad, nuestra valoración de la libertad de prensa debe medirse constantemente con transformaciones que desplazan, a gran velocidad, las concepciones y marcos que podemos establecer para su medición. El contexto de la era digital abre insospechables posibilidades para su ejercicio, pero también, para su menoscabo. Por esto, la libertad de prensa debe continuar al tope de las agendas y preocupaciones no sólo de los periodistas y menos aún, sólo un día al año. Debe constituir un ejercicio permanente, que actúe como síntoma de Estados modernos y sociedades maduras, que observan en la dignidad, la prosperidad, el pluralismo, el respeto y la diversidad las huellas indelebles de su constitución ciudadana.
Estos son ideas que desde el Consejo Nacional de Televisión adquieren una especial atención, a través del impulso a una televisión de calidad, que cada año crece en su producción y circulación.
Según cifras del Consejo Nacional de Televisión, más de un 70% de la programación financiada a través de ésta vía se exhibe en horario de alta audiencia, y un sorprendente 73,6% corresponde a programas documentales, que buscan reflejar nuestra idiosincrasia, identidad, costumbres, nuestra expresión nacional fundada en la valoración de la democracia y el pluralismo. Son géneros que inciden directamente en la valoración de nuestro saber; y que nos asoman a las transformaciones contemporáneas que debemos observar para la correcta evaluación del ejercicio de la libertad de expresión y de prensa.
Desde esta óptica, celebramos un nuevo día mundial de la Libertad de prensa. Y al lema de éste año: “¡Que prospere el periodismo!”, agregamos: En sus más diversas manifestaciones.