Después de una semana fuera del aire por la emisión del debate presidencial en TV abierta, esta noche a las 23:10 horas vuelve un nuevo capítulo de la segunda temporada de la serie CNTV “El reemplazante” al aire por TVN.
Uno de sus protagonistas, el actor Sebastián Ayala, nos cuenta hoy sobre su personaje “Maicol” y los temas en los que se ha adentrado esta ficción que se emite cada noche de miércoles.
Una de las cosas que más aprecia la gente seguidora de la serie, es a este grupo de jóvenes actores y su naturalidad, quienes ha aporta un realismo que se ve poco en ficción nacional. En tu caso ¿desde dónde fuiste construyendo a “Maicol”?
Trabajamos de manera colectiva en un taller de actuación junto con más de 20 jóvenes (actores y no actores) que estaban en casting esperando respuesta de los 8 personajes protagónicos del curso. En ese proceso tuvimos oportunidad de probar todos los personajes, al estilo de la metodología de Andrés Pérez. Es por eso que “Maicol”, tiene mucha opinión de mis otros compañeros actores (Pablo Rojas, Cristián Soto, Ricardo Olea q.e.p.d) y lo mismo sucede con todos los chicos del curso.
No necesité hacer una gran investigación porque el mundo lo conozco. Vengo de la vida de barrio, de un lugar que no se distancia de lo que la serie narra y de esa educación “pública” que varios de los actores de la serie también hemos recibido. En ese sentido, nuestro discurso es parte de un relato experiencial. Además, desde los 12 años he trabajado como voluntario en diversas instituciones sociales, en teatro, cine o recreación, como educación alternativa. Son muchas veces, vecinos de mi cerro en Valparaíso o de otros cerros. Eso me ayuda a no perder el contacto con la gente y entender el origen de tantos dolores que se narran en la serie.
¿Qué está pasando con “Maicol” esta temporada?
Tiene varios antagonistas, el problema es que aún no puede identificar contra qué o quienes debe hacer fuerza. Esta temporada está principalmente basada en la triada: Liceo-amor-hogar. En cada uno de esos espacios, hay un estado de desequilibrio que la caída de uno, puede significar una sucesión en los otros. “Maicol” se ha dado cuenta que es probable que el liceo no pueda darle oportunidades o herramientas para decidir por él y su familia. Es un adolecente, pero esta temporada se verá obligado a madurar.
¿Cuál es el mayor placer de interpretar a “Maicol”?
Saber que la gente reconoce su dolor. Creo que eso aporta en mi idea de interpretar con humanidad, de aceptar las diferencias, de comprender que existen espacios de marginación provocados por nosotros mismos y que son muchas veces los medios o nuestros propios prejuicios los que nos hacen calificar a todos los que no son parte de nuestro entorno.
¿Qué feedback te llega de la gente por tu personaje?
Son cariñosos, admiran el trabajo del equipo completo de la serie. Creo que es un gran indicio, el televidente puede opinar y debatir sobre lo que realmente quiere ver! Eso me parece un ejercicio democrático relevante y espero exista un sistema que considere esas opiniones. Me emociona saber que gran porcentaje de los televidentes pide a gritos #TelevisiónDeCalidad.
Nueva temporada, nuevos temas: bullying, discriminación e intolerancia, que justamente se topan con la contingencia nacional. ¿Qué te parece instalar la discusión desde la pantalla chica a través de los guiones de “El Reemplazante”?
Es que son temas que incluso dan para hacer una serie independiente de “El Reemplazante”. Lamentablemente son solo 12 capítulos con muchos personajes, donde no todos pueden desarrollarse con la misma extensión. Me gustaría que existiera mayor presupuesto, más capítulos o incluso otra serie, porque creo que aún no se logra instalar el tema con la madurez y seriedad que el país necesita. En Chile aún se discrimina MUCHO, cada vez me topo en la calle con más comentarios de tipo homofóbicos o xenófobos, a diferencia de lo que predican sobre el desarrollo e inclusión como sociedad chilena.
¿Cuál es tu opinión respecto a críticas de que la serie se ha puesto más violenta esta temporada?
Pienso dos cosas: creo que personas que desconocen otros mundos tienen miedo de conocer una realidad diferente a la tranquilidad y seguridad de sus condominios (domesticación de los medios). También pienso que es MÁS VIOLENTO, ver como una modelo o un famoso cuentan su vida por un par de millones y lloran en pantalla, o cuentan cuantas cirugías se ha hecho. O que se muestre en un matinal cuando un policía da la noticia en vivo para todo Chile a una familia, que su hijo fue encontrado muerto y el llanto se transforma en espectáculo. Eso sí es realmente violento.
¿Qué me puedes decir de tu equipo de trabajo?
Somos una gran familia que trabaja con mucho amor. Esta temporada llegó gente nueva, tanto técnicos como actores y ha sido lindo ver como finalmente se han incluido al ritmo del equipo. A diferencia de lo que piensan muchos, esta serie no tiene nada de lujos. Las locaciones son calles, casas reales, colegio. Se realiza en pleno invierno, no hay más que a veces una solitaria estufa para calentar un club deportivo de la población o una sala que se llueve sin vidrios. Trabajamos con amor, con mucha conciencia de lo que estamos retratando. A veces nos vamos a la casa cansados, a las 10 de la noche, frustrados, pensando que nosotros volvemos a nuestras vidas, pero todos los demás siguen ahí. En esa misma precariedad y nos preguntamos si esto realmente, sirve para algo… entonces seguimos confiando.
¿El principal aporte de “El Reemplazante” a la TV chilena?
El gran aporte es hablar desde la honestidad y la verdad más conflictiva para la televisión actual. Es la vida de tantos puesta de forma no ridiculizante, sin afán de hacer moda, ni cliché. Hay una gran investigación de por medio y los directores confían mucho en el trabajo de cada miembro del equipo. Los mismos jóvenes no actores, retratan su propio discurso, con rabia, con pena, con ganas de decir “¡Mira como estamos estudiando! ¡Mira como están nuestras familias, nuestros vecinos, nuestros amigos!” Creo que eso ha generado algún conflicto y tal vez por esa misma crudeza está programada en un horario letal.